El tiempo pasa midiendo los kilómetros en que
no nos vemos,
las horas de distancia y diferencia que
financian nuestra rutina,
u los recuerdos demasiado cercanos para no ser
reales.
Contamos los segundos para poder mirarnos sin
mirarnos,
fingiendo entre sonrisas que no nos echamos de
menos
mientras tachamos días y meses en el calendario
Pero seguimos despertando bajo los mismos cielos grises,
esclavizados por la esperanza del volver
y obsesionados por hacer pequeños los océanos,
y seguimos contando los granitos de arena,
que fatigan cada uno de nuestros respiros
y nos venden ilusiones de cercanía...
De que el tiempo es corto y pronta la espera.
Sé que te amo por como extraño la caricia
matutina de tu sonrisa,
por como nos miramos cuando sabemos que no
estamos ahí
y por como intentamos mantenernos solemnes ante
esta tiranía,
que con todo su peso de distancia,
no ha terminado de desgranar la decisión y el
aplomo
para adelantar los relojes y marcar las fechas
en que finalmente podremos respirar.
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