Thursday, December 10, 2015

Vos sonreís

La decepción marca caminos que ya habíamos enterrado
y revive fantasmas que nunca estuvieron vivos.
Vos sonreís

Miramos con deseo al deseo menguante
Mientras la frustración apaga las luces.
Vos sonreís.

Yo me estilo los reproches que callás
reflejándolos en el espejo,
sin pudor,
Golpeando las sábanas secas.
Vos sonreís.

Vos sonreís
con la calidez que me hace falta para mover los girasoles
y volver a escribir las historias
que nos hacían saltar de alegría

Vos sonreís como si la paciencia pudiera devolver los segundos,
como si no notaras la falsedad de mis fachadas
cuando entre muecas oculto mi sabor a fracaso
mientras me vuelvo para intentar dormir
y olvidarme por un momento de las flores marchitas

Tuesday, November 3, 2015

Carta sin nombres ni apellidos a quien fue

‘‘Eso es el perdón, recordar sin dolor’’ Celia Cruz

Hola ¿Cómo estás? Espero que perdonés la poca originalidad de este saludo, comprenderás que aún hay un tenue halo de incomodidad entre nosotros. Lo digo porque quizás así podamos ignorarlo, o al rato hasta olvidarlo del todo.

No sé en realidad para qué te escribo. De vez en cuando me dan ganas de hacerlo, de conversar con vos. Aunque sé que probablemente me ignorés creo que a veces sentís lo mismo, o al menos me gusta pensar que así es. En fin… Nada más lo estoy haciendo, odio tener que buscar una excusa para hablarte, yo no tengo que  buscar excusas para hablar con mis amigos y no entiendo porque con vos sí. Seamos honestos, ya pasó el tiempo en que  era el dolor lo que nos separaba y a estas alturas guardar rencor sería demasiado infantil.

Pero me voy a dejar de rodeos, empecemos por lo que quiero decirte: no te he olvidado, tampoco quiero hacerlo. No entiendo esa maldita costumbre de olvidar los amores, uno no quiere borrar sus recuerdos gratos de niñez simplemente porque creció  y pasó por la adolescencia. Yo tampoco quiero borrar lo que compartimos. No veo porque borrar la primera vez que nos dijimos que nos queríamos, ese escalofrío en las entrañas que sentíamos al vernos, ese nerviosismo con que despertábamos el día que sabíamos que nos íbamos a ver ¿Por qué negar que fuimos felices y nos hicimos bien?

Es cierto, es imposible decir que todo fue lindo. A veces nos hicimos daño, es parte de lo que, en cierta medida, define lo que tuvimos. Tal vez  nuestro adiós no fue el mejor (no creo que exista un ‘‘buen adiós’’ y tal vez esperábamos más y tal vez todo fue más duro de lo que creímos que sería y tal vez nos preguntamos si valió la pena (tal vez aún nos lo preguntamos)… Aún así, sería absurdo echarle tierra a todo. Sería absurdo borrar lo que me hizo feliz para ser feliz ahora.

Después de lo que fuimos todo fue más complicado, sé que para vos también. Sé que fue difícil y hubo lágrimas y hubo rabio y errores y mordeduras de labio y voces quebradas y, por mucho tiempo, guardamos un luto con nombres y apellidos y rencores (quizás rencores sin sentido) que ya no importan. Sé que también lo recordás pero también sé que eso no evita que sonriás cuando recordás los momentos que pasamos juntos sonriendo o tampoco evita que, dentro de todo, no podás negar que en el fondo aún me guardas cierto cariño, no romántico y pasional -ese desapareció hace tiempo- si no un cariño cálido, cómo el que uno le guarda al profesor de la escuela muchos años después. Pero basta de hablar de vos, yo quiero hablar de mí: yo siento lo mismo.

También siento que olvidarte sería traicionar mi pasado. Es imposible definir lo que soy sin recordarte. De lo que nos tocó vivir aprendí de mí mismo, mucho más de lo que pudiera explicar. Haberte amado significó ponerme en la línea de fuego, desnudarme en el espejo para verme y ver hasta donde podía llegar. Haberte amado significó verme tener mis mejores aciertos y cometer mis peores errores, fortalecer mis virtudes y atenuar mis defectos, desarrollar paciencia, comprensión, empatía, tolerancia, autocrítica… Haberte amado me hizo un mejor ser humano y en todas las experiencias que han venido después, o que siguen viniendo, cargo con ese compendio de aprendizajes. Aún hoy, que vos y  el verbo ‘‘amar’’ me suenan tan distante, como dos conceptos completamente separados.

En fin, si después de haberme perdonado todo  y haberte perdonado todo y de ver morir tantos sentimientos, lo único que siento cuando pienso en vos es un profundo agradecimiento y un sentimiento cálido de alegría se escapa en sonrisas cuando recuerdo lo que fuimos, decime ¿para qué olvidar?

Con Cariño:

Alguien que te quiso mucho

Posdata: Disculpá que no te dé ninguna noticia en esta carta, sentí que esta vez no era necesario.


2015

Friday, October 30, 2015

Caminos juntos.

Es la misma sonrisa con que te despiertas
con que mides el peso de la mañana
y te resignas a  seguir besándome
aunque la alarma del reloj apresure los segundos,

Es el mismo encanto con que te vistes y te desnudas
y pierdes la mirada tomando café
o te carcajeas haciendo bailar tus aretes
en miradas que el alma no puede ocultar,

Es la suavidad con que nos acariciamos,
con que compartimos  alegrías pueriles
y nos acabamos la caja de condones,
que intima con las conversaciones impúdicas
y madrugadas que no tienen fin

Es el olor que me dejaste en la risa.
La marca de tu alma en mi andar.
El paso que marcamos sin pensarlo

Es todo eso lo que pinta el paisaje
del fondo de las anécdotas de brillantes ojos
y las historias con que olvidamos cómo olvidar.


2015

Thursday, July 9, 2015

Adioses de colores

Hay adioses que marcan.

Algunos son azules,
de lágrimas de por medio
y corazones estrujados.

Otros rojos,
tiran gritos de dolor
con rabia entre los dientes
y deseos de no volverse a ver.

También hay amarillos
que entre sonrisas y sonrisas
devuelven carcajadas
y lágrimas de felicidad.

Pero mis favoritos no tienen color
o tienen todos, que es lo mismo
y con discursos
o cervezas
o sonrisas con lágrimas
o abrazos sinceros,
te dejan palabras con sabores
y olores a esperanza
de que a la vuelta de la esquina
nos volvamos a topar.


2015

Wednesday, April 8, 2015

Relojes de distancia

-El tiempo empezó a reducirse a espacios entre palabras, a definirse por los momentos en que no pasábamos juntos.

Poco a poco, el peso de la distancia se hizo notar, las imágenes se fueron desvaneciendo, y en nuestro hábito masoquista de atarnos a lo que ya no podemos sostener, adquirimos esta costumbre e enmarcar fotografías y coleccionar objetos de recuerdo.

Vos solías escribirme a l menos una vez por semana, a veces todos los días. Creo aún recordar cómo se veía tu atuendo rojo del baile de graduación, pero la imagen es difusa. Las memorias son difíciles de evocar ahora que el reloj carga con tantos kilómetros y a veces duele repensar en todo lo que nos aleja, en todo lo que hemos pasado sin nosotros.

Aún así me dio por ver el reloj para medir cuanto pasábamos sin estar juntos, para definir cuando debía escribir el próximo verbo de nuestra historia. Una historia que nunca pudimos terminar  y que tal vez comenzamos más por testarudez que por otra cosa, pero tenía perfecto sentido antes de que nos desgranáramos como montañas de arena siendo acariciadas por el viento. Antes de que gota a gota dejáramos que se desangre la emoción y el cariño y nos convirtiéramos en los dos seres ajenos que somos. Dos seres absortos, indiferentes el uno del otro, donde el tiempo sin verse y sin hablarse enterró las caras en el olvido y hoy, después de tantos relojes oxidados, seguimos adelante como si nunca nos hubiéramos importado, como si nunca nos hubiéramos conocido. Y aunque sé que ya no vale la pena, quería decírtelo antes de despedirme.


-Está bien, cerrá la puerta al salir. ¿Nos vemos mañana?


-Si, igual que todos los días.

Tuesday, January 13, 2015

Diciembre

Diciembre da mal de patria y comemierdera,
ganas de levantarse
de mirar el reloj con odio a las seis de la mañana
y maldecir el frío y los huecos de lo zapatos.

Diciembre es jodidamente helado
y tira recuerdos ingratos con luces de navidad
o con la ausencia de ellas
que invitan a pensara que tal vez todo esto fue una mala idea.

Diciembre dejó de esperarme en aeropuertos
y de anunciar vueltas prontas
con sonrisas de amigos y abrazos.

Diciembre casi siempre es un buen chaval
pero cuando le da la gana de nos serlo
es un verdadero cabrón de mierda.