Sunday, June 22, 2014

Tiff

Anoche soñé que Tiff volvía.

Tiff era un bóxer grande y precioso que solía despertarme en las mañanas lamiéndome la cara con su enorme lengua, esa que sólo los bóxers tienen. Su nombre lo sacamos de una vieja caricatura de letras que usaba la profesora Vicky para enseñarnos a hablar inglés. Llegó pequeño, con costos y podía caminar, pero cuando se fue era más grande que yo.

Él me acompañó cuando me pasé de casa y me hice oficialmente ‘‘taneco’’. Estuvo conmigo en los primeros días en ‘‘la urba’’, siendo quizás mi único amigo, siempre fiel e infranqueable a mi lado. En las mañanas, cuando ya no podía entrar a la casa, lloraba en la ventana del cuarto hasta que yo saliera, aunque fuera sólo para saludarlo con unas palmadas. Fue gracias a él que aprendí a amar a los perros, un amor que aún hoy persiste y crece.

Hace más de diez años se fue. Solía salir cuando abríamos el portón y volvía unas cuantas horas después. En ese entonces no había mucha gente en el barrio, entonces sabíamos que los vecinos lo iban a cuidar, pero esa tarde no volvió, y aunque lo buscamos por todo lado, nunca apareció.

Anoche una familia lo había encontrado y aunque llevaban años de cuidarlo, lo iban a devolver. Me miró con los mismos ojos de cachorro con que lo conocí, movía su rabo y su cabeza de esa forma en que sólo lo hacen los perros que ven a su amo. Estaba ahí, como siempre, como cuando tenía 5 años y ‘‘jugaba futbol’’ conmigo.


Iba a volver y yo me preguntaba si  a Ramona le caería bien –ambos son peleones con otros perros- aunque no dudaba que se llevaría con Bemol (a ese carajo lo quiere todo mundo). También me preguntaba si le iba a costar mucho volver a acomodarse a la casa, una casa tan diferente a la que él dejó. Aún así no me cabía en la cabeza la posibilidad de que se quedara en ese lugar, donde lo trataba tan bien. Yo sabía que él quería volver a su hogar

Fue ahí cuando desperté y me dí cuenta que Tiff nació hace más de veinte años y que muy 
probablemente, ya no siga moviendo el rabo como lo hacía cuando me despertaba lamiéndome la cara en las mañanas de Tibás.

David Ching
2014

Monday, June 16, 2014

Hace tiempo

Hace tiempo que no te escribía,
que no te lloraba,
que no estabas acá.

Hace tiempo que juego solo,
que las telarañas crecen como árboles al sol
y florean bajo la lluvia
y pasan inviernos
y pasan veranos
sin que una escoba las deshaga.

Hace tiempo que no miro para atrás
y que no me reflejo en ojos marchitos.

Hace tiempo que la ilusión se cayó
que no veo más que mi reflejo en las ventanas lluviosas de los buses
y me pregunto si las gotas caerán en el mismo concreto
en que jugamos a que esto no iba a ocurrir.


David Ching
2014

Tuesday, June 10, 2014

Papelitos

A los papelitos les gusta vagar por los aires
y esconder las lágrimas en una chistera.
Se sientan a jugar en los poyos de los parques
alejando los desaires
de condenas sin clemencia.

Nacen de intenciones pueriles,
de sonrisas adelantadas a la ilusión,
de plumas pequeñas, sencillas y libres
que apenas legibles
no buscan razón.

Te dejé un papelito escondido en el bolso
cuando llorabas y llorabas y no podías parar.
Imaginaba tu sonrisa, las lágrimas, el decoro
con que luego llenaste un abrazo ansioso
que el tiempo, al tiempo, se encargó de enterrar.

Y así también los papelitos se esfuman
entre espacios que nunca volveremos a ver,
pero alegres se despiden, con sones de burla,
conscientes que en sus breves vidas retumban
momentos que dieron sentido al querer.


David Ching
2014