Las cosas van cambiando con más rapidez
de lo que me gustaría,
aún así poco a poco la costumbre se
apodera de lo cotidiano
y machaca los recuerdos de comodidad y de
calor.
A ser honesto, venís en un momento
incómodo.
Te miro y recuerdo todas las cosas que me
hacen sentir miedo,
todos los caminos a los que les he huido
todas las excusas que me hacían
escabullirme por las tardes
para no jugar backgammon
ni sentarme frente a la última mesa que
me desacomodó los dados.
Recuerdo también las historias que se
niegan a volver,
que se burlan del presente,
cómplices del fantoche que terminaron de
formar
y que ahora postran con orgullo falso
como un adefesio en la barata feria del
pueblo.
Se cuelan secretos que deberían ser
contados,
y la inseguridad se pasea
como el miedo de las tres de la madrugada
cuando no hay luz
y la soledad puebla los pasillos
ventosos.
Se
cuela el temblor de mantener la mirada tranquila,
de dudar en tocar el timbre
o de hacer la llamada
para visitarte sin razón, ni ocasión
especial
mayor que compartir una tarde juntos.
Aún con todo, te imagino picaresca
y añoro los labios tímidos de tu sonrisa
carnosa
esperando que cuando se serenen las aguas
y la impaciencia le gane a la cobardía
te atrevas a faltarme el respeto,
tan sólo una vez,
para decirme que me quieres
con el mismo desdén fingido
con que yo lo hubiera hecho en cualquier
otro momento….
…
...
Menos este.
No comments:
Post a Comment