Sunday, April 25, 2010

Sobre el hábito de mirarse al espejo

De las prácticas cotidianas esta es quizás la más peligrosa. Algunos suicidas la ensayan desnudos o durante muchos minutos, pero esas proezas son realizadas por profesionales así que por favor no lo intenten en casa.

Es cuestión de tomar unos segundos y verse a los ojos, penetrar en esas profundidades y hasta que el cuerpo aguante que para eso lo hicieron. A veces duele como los diantres porque sabemos que del otro lado hay un monstruo que ni el mismísimo diablo se atrevería pero si tiene que hacerse, se hace. Es cómo tener la bomba nuclear pero salir a tirar la casa por la ventana en obras caritativas.

A veces del otro lado hay un bebe inofensivo llorando en los brazos de su madre y que da más lástima que cualquier otra cosa. Sin poder valerse de nada ni defenderse, ni siquiera levantar el brazo o la voz porque no sale y suena peor que un fonógrafo herrumbrado y descompuesto.

Lo peor de todo es no saber con que nos encontraremos, porque al azar le gusta apostar pesado cuando de juega bonito y al final no sabes lo que te espera del otro lado del espejo. Por eso es tan peligroso.

David Ching
2009

2 comments:

Amanda said...

Recuerdo cuando una vez en clase de danza contemporánea, me miré tan fijamente al espejo del salón mientras avanzaba con paso lento hacia su vidrio, que las lágrimas empezaron a salir, así sin más, como si se hubiesen encontrado al fin con el momento justo para desembocar una especie de catarsis silenciosa. Entonces el tiempo se detuvo y el cuerpo empezó a sentirse pesado y expuesto. Fue una experiencia vivida solo una vez, y sin embargo, cada vez que me encuentro un espejo de tamaño monumental, lo miro sin mirar.

Cronopia said...

El espejo... ese pequeño monstruo que evadimos y a la vez buscamos tanto... que vemos aveces sin ver en realidad, sin profundizar en laimagen ni en los detalles... x sentirse: expuesto...