Saturday, March 14, 2009

Se fue

Mis uñas están largas y mi memoria no duda en fallar. Vacilo porque mis dedos resecos siguen la inercia, esa que tanto nos caracteriza. Y los cuadernos sedientos de tinta también me acusan, casi tan cómplices como las llaves del saxofón que no quieren oxidarse.


¿Vos también me apuntas los dedos? Pero no puedo defenderme ¿Sabés? Hay cosas que solo se van. Cómo las obras del colegio, cuando no era más que uno de esos idiotas que salen hasta en el café de la mañana.


Sí. Los he dejado apartados, pudriéndose en una esquina. Ya cuando te das cuenta de que las uñas están largas y pueden pasar dos o tres días más, caíste bajo. Es entonces cuando no se te ocurre nada y te quedas seco. Porque no puede ser por inercia ¡No puede ser por inercia! Y hasta las paredes te ven con lástima por lo que solías ser, y lo que sos ahora ¡Y todavía hay desgraciados que se dan el lujo de decir que soñar es gratis! ¿Acaso no ven que el precio del sueño es la desilusión? Y si no me creen pregúntenle a unos intelectuales sobre la playa y los adoquines, o a otros sobre el once de setiembre de mil novecientos setenta y tres. Esos que jugaron con fuego diciendo que soñar es gratis, y terminaron quemándose hasta los huesos.


Así que no, soñadores, no. ¡Soñar no es gratis! Pero si dejas de soñar te jodiste. Eso de que el amor no existe… que las claves de sol se oxidan y las páginas se vuelven amarillas sin que la tinta las haya tocado. Ahí es cuando te jodiste. Entonces todo te acusa, así como vos lo estás haciendo conmigo. Y vuelves a ver tus manos para darte cuenta que tus uñas están largas y no tienes nada que replicar.